MURIENDO POR TI, VIDA MÍA

Siete, Seis, cinco… 3, 2, 1  y…

¡Se activó la alarma del despertador, se acabó el Año Viejo  o se dio la partida para una  gran carrera! Este conteo regresivo podría  ser el que anuncia el inicio de algo importante o esperado,  o  pudiera tratarse de los días, meses o años de vida que se van descontando hasta ponerte en el umbral entre  la  vida y la muerte.

La diferencia entre un conteo  y otro  es que   si lo que  sigue al terminar la cuenta regresiva  es  algo que anhelas, esperas o al menos conoces,  tu reacción es más bien  un emocionado “¡Que empiece ya!” o “¡Por fin!”; pero si lo que sigue al acabar esta cuenta es desconocido, temido o rechazado (como la muerte),  tu reacción podría ser de huida, negación o desesperación.

¿Por qué  le temes tanto al conteo final?  ¿Crees, quizás, que es mejor no pensar (mucho) en eso, o no hablar siquiera  del asunto para poder así  conjurar la  llegada  de la muerte  a tu vida?   ¿O podría ocurrir que sientes que en tu caso podría darse la excepción extraordinaria de vivir muchos años y conservarte bien de salud física y mental? O si por ahí te gustó la onda de las transmutación energética  ¿podrías preferir visualizarte vibrando más alto e inmune a un final o deterioro físico?

No es para nada mi intención ensombrecer tu día/noche con estas preguntas,  lo que quiero, más bien,  es decirte  que morir no es quedar aplastado contra una pared cual mosquito impertinente e indefenso;  tampoco es el final lapidario que te coloca debajo de un bloque de concreto “bien armado” parecido a esos con los que se ensamblan hoy los edificios altísimos muy de moda en esta ciudad.

La muerte que tanto temes se limita solo a la  del cuerpo, pero esta, en realidad,  es  solo una de las tantas formas de muerte a la que llamaremos “muerte física”, pues existen otras muertes que pueden presentarse a lo largo de tu vida  y que han  sido colocadas sabiamente entre tus experiencias, cual señales didácticas, para poder entender de qué trata esto de la temida muerte.

Vamos al pizarrón:

Muerte lenta: Tienes una amiga(o) íntima (o) con el que compartes vivencias, gustos, estilos de vida, intereses,  etc. etc. y un buen día conoce a alguien de quien se bien/mal enamora y casi sin que lo puedas notar o prevenir empieza el conteo regresivo de esa linda amistad; se ven cada vez con menos frecuencia, los pretextos para no encontrarse  van y vienen, hasta que un día descubres que la mirada de ese amiga(o) ha cambiado, está como  huidiza y  el tiempo que dedicaba a los encuentros contigo los dedica ahora a otras personas y actividades. Un buen día te encuentras con un saludo entre  indiferente y  cordial, y un segundo después,  con el silencio del adiós. No median  palabras, ni explicaciones, ni discusiones. Y aunque tú buscaste la forma de que reviviera,  simplemente,  la amistad murió. Este es un caso de grado moderado, pues también existe la versión del alejamiento con el inexplicable “Me dejó de hablar” que corta  toda posibilidad  de aclarar (¿?) las cosas.

amigas peinandose

Muerte por inanición: Tu amigo(a) no se bien/mal enamora de alguien sino que viaja a otro país  por motivos de estudio o trabajo. Ocurre entonces que la entrañable amistad que los une, alimentada a través de los años  y reafirmada  con una emotiva despedida en la salida internacional del aeropuerto (lágrimas derramadas incluidas), empieza  a mutar paulatinamente. Al comienzo, todo parece ser igual,  por el envío de fotos y mensajitos cariñosos;  pero  pasados  un par de años, al volver a verlo en un viaje de visita, lo notas “algo  cambiado” aunque  aún  disfrutan de  tiempo juntos e intercambian regalitos. De pronto, ya no vuelve cada dos sino  cada  5 o más años,  y entonces… “su tiempo” parece haberse convertido en dólares, pesos , euros  o yenes, que son contados , recontados, guardados y asegurados en una cuenta que ya no es mancomunada contigo. En otras palabras: “Ya no tiene tiempo para ti” . Y entonces Tú, que esperabas ansioso con el corazón lleno de recuerdos entrañables y ganas de volver a abrazarlo y charlar largo y tendido, empiezas (recién)  a escuchar con mayor nitidez el conteo regresivo… el réquiem del adiós. Esta muerte,  a veces  diagnosticada como “natural”,  para ti  será siempre un pre-infarto que marcará un antes y un después.

pareja cartel-editada

Muerte súbita:   Conocida popularmente como  “Infidelidad, deslealtad o alta traición” y se da no solo entre parejas sino entre amigos o aún parientes  y afines. De esto ya se ha oído  y  visto bastante. Simplemente entregas tu confianza a una persona  sea en afecto o dinero  y un día descubres que,  sin importarle el perjuicio que podría ocasionarte, simplemente decide, sin comunicártelo, una nueva relación afectiva, un nuevo socio para el negocio, paga otras deudas (que no eran de ambos) con ese dinero/bienes/afecto que  le entregaste con tanto amor, esfuerzo y dedicación. Esta especie de atentado es lo que llamo “de herida punzante” y  es  realizado con premeditación, alevosía y ventaja. Y aunque  la muerte que sobreviene es dolorosa y traumática,  lo bueno de todo es que no puedes acusarte de ella, pues  esa herida punzante no te mata a ti (o al menos, no instantáneamente) sino que puede ser catalogada como un  “harakiri” o suicidio,  pues al perpetrador del intento vuelve la daga cual bumerang  y lo elimina para siempre de tu reino,  a no ser que tengas un fondo  masoquista o dependencias afines. Resumiendo: el que te hiere tan fría y calculadoramente, muere  y  de muerte casi instantánea. Una variante común es también “la infidencia”,  tráfico vil  de información confidencial con fines insospechados. De todo hay en la viña del Señor.mariposas puñal

Muerte digital: Caso típico de nuestro mundo globalizado y sobre informado. No es muy frecuente, pero existe un  caso que podríamos reseñar: Un entusiasta y proactivo homo sapiens decide abrir su cuenta en  alguna,  o más,  de las redes sociales. Luego de un tiempo se encuentra a sí mismo hurgando entre los perfiles de sus amigos, y  amigos de sus  amigos, queriendo saber con interés , no tan sano, detalles de la vida ajena (cosa que no acostumbraba a hacer antes). También, descubre que gasta buen tiempo en esta actividad y eso ya está afectando el cumplimiento de algunas de sus responsabilidades. Entonces , decide cerrar su cuenta por un tiempo  para dedicarse a cosas que realmente le interesan y gratifican. Y es aquí donde empieza la cuenta regresiva. Sus “amigos” ya no se comunican con él, casi no recibe llamadas y en  el día de su cumpleaños,  no lo saludan ni sus amigos más cercanos. Este tipo de muerte pudiera dar lugar a este titular:

Homo sapiens rebeldis muere prematuramente asesinado por homos-adictus  digitalis”

No puedo terminar este listado sin hacer referencia a una muerte con  cierta mención honrosa por contener información de carácter preventivo:

Muerte con exhumación:  Se trata del típico “macho latino” (o no tanto) que luego de haberse portado re contra mal contigo , de haberse largado con otra(o) y de haberte dejado sola con la responsabilidades que eran de ambos, de haberse ido sin ninguna explicación ni razón justificable;  aparece cual cadáver en descomposición, luego de algunos años o lustros  o décadas   con llamaditas o mensajitos al estilo de  “Hola, baby…hace tiempo que no sé nada de ti” o “Mi chanchita/conejita/cholita…anoche soñé contigo y por eso quise hablarte” o “¿Todavía estás sola? … porque yo también estoy solo ahora”.

Este  es un caso  grotesco que no merece mayor espacio ni atención. Lo único que hay que hacer es cerrar rápidamente el sarcófago  para evitar contaminarse olfativamente con el hedor.

Entonces, la muerte física es solo una manifestación de las múltiples y variadas formas de morir.  Hay gente en tu vida  que muere  muchos años antes de que asistas a su velorio, y hay muertos que te acompañarán en tu corazón y consciencia mucho más allá del temido umbral , y aun serán faros de luz que  ayudarán a  ampliar tu visión en esos otros planos de consciencia que esperan por ti.

Te propongo un simple ejercicio para acercarte sin temor a tu propia muerte:

 Cierra los ojos y revisa mentalmente todas las actividades, encuentros y llamadas que tenías pensado hacer o realizar en lo que resta del día o semana. Enuméralas una a una: “Llamar a  Raquel,  tomar un café con mi prima Gloria, viajar el fin de semana a ver a mi mamá, ir a mi clase de… etc.” Luego de unos instantes, imagina una muerte súbita, allí donde estás, un infarto, un accidente cerebro vascular, etc.

Ahora piensa  que  ya no estás, que ya no vas a regresar  e imagina lo que ocurriría en las próximas horas, días, semanas. ¿Cuál sería la reacción de tus amigos o familiares con los que habías quedado en encontrarte? ¿Cuál sería la tuya por lo que no les llegaste a decir, o  no pudiste concretar…? Sigue en esa línea  e imagínate observando todo lo que queda en el plano físico, el tiempo que durará la reacción de los demás, tu recuerdo, cómo se resolverían las cosas sin ti.  Y no solo hoy sino en un par de meses, de años…

Entonces mírate ¿Qué tienes ahora? ¿Qué te llevas (porque ya no vas a volver)  de esta experiencia de vida física que acaba de concluir? ¿Qué es lo que realmente queda contigo, en tu consciencia y corazón?

Y eso, eso mismo que te llevas es la clave de lo que realmente importa. El disfraz (cuerpo, personalidad y emociones) quedó del otro lado. Solo tienes lo que se grabó en tu alma y lo que dejaste grabado en el alma de los  demás,  y que ellos, recién en  tu ausencia, traerán  a sus conciencias. Únicamente esto es y será lo que dejes  y  lleves contigo a la siguiente experiencia.

amigos cantando playa

Esa es la muerte, un paso delante de ti mismo, del que te creíste ser hasta hoy. Un impregnar en la consciencia de los que te conocieron lo que Tú eres  en esencia.  Lo demás,  es solo ilusión.

Te dejo este bello testimonio de mi querida amiga  Naty Mayón, mujer de grandes cualidades humanas y con un gran don de comunicar. Fue escrito poco tiempo después de la muerte física de Nancy, su tía, y  en él  recuerda la imborrable huella que  dejó  en su vida.

“Mi tía Nancy es mi Maestra de Vida y su muerte física ha sido un descubrimiento para mí. Desde que era una niña compartimos preciosos momentos. Con ella aprendí lo maravilloso que es crear algo con mis propias manos. Nos sentábamos largas horas a pintar, dibujar, trabajar con arcilla, trupán, telas;  juntas hacíamos particulares manualidades y disfrutábamos mucho haciéndolas.

Mi tía me recordaba lo importante que es ayudar, ella lo hacía con muchísimas personas; vecinas, niños, amiguitos que conocía en la calle. Ella era una mujer usuaria de silla de ruedas. Recuerdo que asistíamos juntas a una parroquia cerca de mi casa. Era una aventura, el camino era difícil, con trochas, alturas, perros ladrando, yo tenía solo nueve años de edad, pero la empujaba con todas mis fuerzas, realmente hacía mi máximo esfuerzo, y finalmente celebrábamos juntas la llegada a nuestro destino.

Ella me enseñó también que a pesar de las grandes dificultades, se podía lograr cambios. Se unió a un grupo de mujeres con discapacidad y luchó desde allí para que los demás supieran qué significa ser una persona con discapacidad y los derechos que tienen. Tenía  un espíritu de lucha incansable. Su amor es infinito, tan inmenso que ahora me acompaña desde otra dimensión de vida y me sigue impulsando a aprender, me recuerda que tengo que dar lo mejor de mí, compartir y disfrutar”.

Y recuerda, no hay muerte absoluta, solo transformación, evolución y eterna sabiduría…

corazon huella

5 comentarios en “MURIENDO POR TI, VIDA MÍA

  1. Vivir en tu Ser dijo:

    Me alegra saber que te agradó esta reflexión. Gracias por acompañarme en esta aventura.Te envío un abrazo enorme y mis deseos fervientes de que vivas cada día con toda la intensidad de TU SER.

    Me gusta

Deja un comentario