“Mejor dile todo, no vaya a ser que… y al final, quedas mal” “Entre él/ella y yo no hay secretos”  “Si realmente me quieres, cuéntamelo todo que yo sabré comprenderte”

“¡Cómo es posible que no me lo haya dicho, pero si la encontré ayer!”

Tener confianza en alguien es un tejido muy fino que se va elaborando a través,  no solo del tiempo sino de las experiencias compartidas. Las emociones y reacciones de cada mortal y el mundo de sus pensamientos son tan vastos e insondables como el inmenso mar. Y con esto,  no estoy invalidando aquellas relaciones en las que brilla la confianza y sinceridad , pues definitivamente existen y no solo entre parejas, sino también entre  madre o padre /hijos, hermanos , primos, mejores amigos, etc.

 Lo que te quiero decir es que muchas veces puedes verte envuelto en situaciones en las que se mezclan   lo que sientes como “deber moral de decir la verdad ”  y tu derecho a mantener en reserva  tu  información personal. Por eso, cuando la presión “del otro” por saber, entender, comprender-te acecha, muchas veces terminas diciendo cosas que luego correrán como atletas 10k,  alcanzando pistas de carrera,  no solo en el entorno cercano a tu bien intencionado amigo o pariente,  sino que alcanzarán circuitos nacionales e internacionales (Y si no,  hecha una veloz mirada a lo que ocurre en las  redes sociales).

Otras veces, dices las cosas a medias, como “dorando la píldora” (como decía mi madre) y el remedio puede ser peor que la enfermedad.

Claro que hay gente a la que esto no le importa, porque su estilo de vida y de relacionarse es un poco más “light”. Y esto me hace recordar a nuestra peruanísima

ex – verdett congresista  Susy Díaz,  quien   al ser entrevistada sobre si le molestaban o no las críticas mal intencionadas, respondió : “ Mientras aparezcas en la primera portada de un periódico  o en la última, no hay problema. Lo que importa es que la gente hable de ti”.

 Mis respetos, Susy.

Y no es porque la gente hable o no de ti, al fin y al cabo todos tenemos una boquita y libertad para abrirla o cerrarla. De lo que se trata es de desarrollar la capacidad para manejar tu información /vida personal de la manera más saludable para tu mente y espíritu sin necesidad de encerrarte como un caracol o relacionarte como un erizo. Simplemente, ejercer tu derecho de reserva sin ser considerada desleal, anti-social o mentirosa. Porque al fin y al cabo, quién mejor que Tú para saber lo que realmente está sucediendo contigo y cómo es  tu relación con los seres cercanos a tu vida.

Claro que para esto, hay que asumir algunos costos, pues en un mundo tan virtualizado/viralizado como este, tendrás que tomar algunas precauciones:

• Filtrar la información que llega a tus ojitos y sale de tus deditos a través de las familiares y tan manoseadas pantallitas.
• Contar hasta 20 (antes era 10) para decir algo.
• No responder de inmediato a una pregunta impertinente.
• Aprender a sonreír como respuesta, antes de revelar algo personal.
• Tomarte en casa algunos minutos para ver el alcance y repercusión de tus actos y decisiones en tu sagrada familia y conocidos.
• Aprender y ejercitar el arte de decidir pensando en tu bienestar y tranquilidad emocional.

Y finalmente (por ahora):

• Asumir que verás muchas caritas tristes, enojadas, sorprendidas, decepcionadas o encolerizadas por no haber sido testigos directos o indirectos de tu caminar por esta vida.

 

Pedirte esto no es poca cosa, pero vale la pena.

Vale la oportunidad de poder respetarte más  ti mismo, de no herir tu sensibilidad exponiendo tu vida personal a  comentarios, o revelar, por descuido,  aquello que no siempre puede  ser comprendido.

 Vale el empezar a crecer por dentro, a descubrirte en otras dimensiones y posibilidades, a empezar a saborear la libertad de ser Tú , aunque el vecindario no sea muy amigable.

Vale quedarte  con los amigos, seres queridos  y allegados más afines a ti, que  te buscan con el sano interés de compartir contigo y no tomarán a mal que en alguna oportunidad  no  los hayas hecho partícipes de algún tramo de tu vida,   porque saben que la verdad de tu afecto solo se mide en vivo, en directo y en  tiempo real y presente.  

No cambies 300 “amigos”/seguidores en las redes por aquellos que tú escojas en el mundo real,   y sobre todo,  no dejes de seguir al  amigo más fiel y confiable que vive en ti, que aunque a veces no lo escuches alto,  te habla siempre desde su sabia intuición. Deja descansar un poco el maquillaje, algunas máscaras, y maneja con inteligencia y verdad tus relaciones sin obligarte a decir lo que prefieres callar o  que solo quieres y debes procesar solo Tú.

Entonces te sentirás tan cómodo que podrás decirle a ese saltarín que está en tu pecho: “Entre Tú y Yo no hay secretos”. Y en algún lugar del Cosmos , una constelación de estrellas dibujará una carita feliz y un corazón palpitante  que pareciera decir “Me encanta”.