Partir de viaje hacia un nuevo destino, hacia algún lugar que nunca antes has visitado, otro país, otro continente, otra cultura. Si es un lugar más o menos distante, probablemente tu conocida y trajinada mochilita no te baste, de seguro necesitarás un envase más grande, una o dos maletitas de por lo menos 20 kilitos para llevar ¡lo mínimo necesario!: jeans, polos, vestidos, alguna chaqueta delgada, otra más gruesa, sandalias, toalla, útiles de aseo y belleza, algún regalillo para alguien que conoces o conocerás por ahí, en fin. En realidad, siempre te quedará o sentirás que te queda corto el espacio y pasarás y repasarás varias veces la forma de meter más cosas; por último, hasta podrías estás dispuesto a pagar el exceso de peso con tal de no dejar nada que puedas necesitar…
Esto es lo que más o menos sucede en situaciones como estas, pero creo que lo mismo ocurre, aunque apenas lo notes, con tu propia vida.
Desde que empiezas a recibir la influencia de la cultura y educación familiar, social, nacional e internacional tu cerebrito va configurando todo lo que “necesitas” para vivir bien o mejor: una profesión, un trabajo o negocio rentable, un depa (mejor propio), un auto, tal vez, uno o más seguros, una cuenta de ahorros, tarjetas de crédito, una familia, un buen colegio y luego universidad para tus hijos, relaciones, redes sociales, seguidores, viajes para distraerte y conocer el mundo. Y aquí paro y vuelvo al viaje…
Si alguna vez fuiste de viaje (no importa ya a qué destino) llevando contigo el dichoso equipaje que creíste necesitar, te pusiste a pensar alguna vez a tu regreso ¿qué tan importante fue llevar contigo cada pieza de tu equipaje? ¿cambió en algo el disfrute de las nuevas vivencias, los nuevos rostros/miradas/sonrisas que hallaste en tu destino? Si algo no entró en la maleta , ¿restó significativamente el placer de mirar y percibir con tus sentidos el nuevo paisaje, respirar el nuevo aire? Y ese encuentro imprevisto con alguien interesante con el que te pasaste conversando horas de horas ¿se vio interrumpido por que no llevabas puesta tu chaqueta más sexy?
No estoy diciendo que organizar tu equipaje no sea importante, lo que quiero decir es que a veces olvidamos quiénes somos y con cuántos recursos contamos para abrazar la Vida, disfrutarla y hacerla nuestra; cedemos ese poder a piezas y accesorios que muchas veces solo suman peso a nuestro equipaje, olvidando preparar y disponer el cuerpo, la mente y el espíritu para emprender cada aventura. Pero también ocurre algo parecido durante el viaje: Te la pasas tomando fotos y fotos , que si pesaran, llenarían una maleta más, o a veces se te da por comprar y comprar cosas para traer de vuelta , y te complicas con los pesos y sobrepesos, olvidando saborear y procesar cada experiencia vivida en tu viaje.
Y creo que igual ocurre en Tu Vida cuando diriges gran parte de tus esfuerzos a alcanzar recursos, posesiones y posiciones que te aseguren que “nada te faltará” a ti ni a los tuyos, y en ese intento sacrificas tus relaciones afectivas, tu bienestar físico, emocional y espiritual. Y cuando menos lo esperas, tu vida física y mental termina, alguien o algo te bajó del tren…
Habrá un próximo viaje, por supuesto, pero esta vez llevarás solo una maleta de mano o una mochila común, que guardará solo aquello que se impregnó en tu alma y sirvió para hacer de ti un mejor ser humano . El resto de tu equipaje, las relaciones insatisfactorias que nunca diste por terminadas, las amistades por conveniencia, tus posesiones y posiciones, y tantas otras piezas que considerabas necesarias quedarán en este plano y serán heredadas por tus hijos y parientes, que si solo recibieron de ti el ejemplo de la acumulación y el temor a “no tener”, repetirán la historia.
No quiero decir con esto que no hay que trabajar para conseguir algunas comodidades y disfrutar de las ventajas que ofrecen los recursos y logros materiales e intelectuales; lo que trato de decir es que tu actitud ante los retos que Tú te propongas en la vida ha de ser flexible, abierta y entusiasta , procurando realizar con confianza, apertura y disciplina aquellas cosas que te propongas lograr. Y que en ningún momento pierdas de vista que tus proyectos no tienen una sola entrada y una sola salida , que si no logras el resultado esperado eso no equivale a perder una gran oportunidad; hazlo simplemente con la disposición del aprendiz , deseoso de absorber todo lo posible de la experiencia, de nutrirte , confrontarte y reinventarte con cada giro y cambio de ruta que el viaje de la Vida te ofrece.
Es como llevar en la maleta solo lo necesario para la nueva experiencia, confiando en que lo realmente trascendente de tu viaje va contigo y se impregnará en ti para siempre. Lo demás, ese juego mental de creer que lograste o perdiste, es solo bullicio de tu mente, sobrepeso en tu equipaje.
Me voy, dejándote la sabiduría del monje budista Matthieu Ricard, secretario del Dalai Lama, quien vive en una modesta celda en un monasterio de Nepal, India , en la que solo hay una cama, una mesa, una silla y algunas piezas básicas de ropa. Al ser entrevistado por un periodista, luego de haber sido declarado “El Hombre más feliz del Mundo” por un estudio realizado por la Universidad de Wisconsin, ante la pregunta:
“- ¿ Por qué usted viviendo con tan poco puede ser tan feliz?”
Él respondió: “Ah, es porque estoy de vacaciones. Cuando tú sales de vacaciones, llevas solo lo necesario porque sabes que volverás a casa ¿verdad?, pues bien, yo en la Tierra estoy de vacaciones ¿Para qué vivir con tanto?”
Viaja ligero de equipaje y vive como si viajaras ligero; pues al volver a casa, solo llevarás el néctar de lo vivido y aprendido y aunque tengas registros muebles e inmuebles y una cuenta con más de cinco dígitos, el exceso de equipaje, así insistas, no te será permitido.
¿Quieres hacer un papelón en la sala de embarque?
👏👏⚘
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