«Podemos vivir sin religión y sin meditar, pero no podemos sobrevivir sin el cariño humano».
Esta frase, dicha por el Dalai Lama, me hizo reflexionar sobre la importancia de experimentar la calidez del afecto en las relaciones que establecemos día a día, no solamente con otros seres humanos sino también con los animales, la Naturaleza y aún con la actividad que realizamos.
Mi madre solía recordarme siempre: “No hagas a otros lo que no quieres que hagan contigo”, “Trata de ser amable y considerada siempre, pero si notas que el otro no te considera…deja de tratar”.
La afectividad humana es un campo de estudio que interesa a psicólogos, antropólogos, filósofos y últimamente es abordado también por especialistas en coaching y terapeutas holísticos.
El Diccionario de la Lengua Española la define como el conjunto de sentimientos, emociones y pasiones de una persona, pero abarca también la tendencia natural y espontánea de cada ser humano a expresar sus sentimientos de cariño, amor e inclinación por el otro; y a la vez, manejar dichas emociones en las diferentes circunstancias en que se presenten.
Para los estudiosos de la psiquis humana la afectividad está relacionada con el cariño y el amor pero no necesariamente tiene que ver con una relación sexual (en la que las emociones suelen ser mucho más intensas y pasionales). Los afectos surgen de manera natural o como resultado de la conducta de quien nos inspira ese afecto. Esto se da en el sentir íntimo de de cada persona, pero es la necesidad de expresión de ese sentir la que hace posible desarrollar nuestra dimensión humana y establecer relaciones que nos alimentan y dan color a nuestra vida o nos sostienen en situaciones difíciles.
Todo esto resulta reconfortante para nuestro corazón…pero ¿qué ocurre si nuestros sentimientos y afectos surgen en circunstancias difíciles o sencillamente no encuentran eco en el otro?
Creo que es aquí cuando es bueno que recuerdes que a todos los mortales se nos ha bendecido con la libertad de manejar nuestra propia afectividad, de poder decidir qué hacer con ella: si expresarla abiertamente y fomentar relaciones armónicas con el otro (a quien sentimos también cerca y en la misma sintonía) o, por el contrario, manejarla de tal manera que no nos perjudique emocionalmente si el objeto de nuestro afecto se muestra lejano o indiferente ante nosotros. Así, tu cariño, atención e interés por otros serán como semillas que esparcirás en buena tierra; y germinarán y crecerán hasta convertirse en hermosas plantas y flores, o, por el contrario, las desperdiciarás en terreno árido y pedregoso.
Besos, caricias, abrazos y sonrisas son los ingredientes de nuestra afectividad y esta no está más desarrollada en el género femenino. También los hombres la tienen y suele ser mucho más profunda y duradera que la de las mujeres. Lo que ocurre es que ellos no siempre la expresan abiertamente; a veces hasta la disimulan, y esto depende de factores psicológicos y sociales más complejos que de momento no podríamos desarrollar en extenso.
Para muestra puede bastar un botón, y por eso les comparto ahora un poema del famoso escritor Jorge Luis Borges, a quienes muchos consideran erudito, racional y sofisticado al escribir sus cuentos y novelas. Estos versos cristalinos, honestos y valientes revelarán esa profunda afectividad suya que ustedes bien podrán disfrutar…
EL AMENAZADO Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir. Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño? Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo. Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz. Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo. Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles. Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar. Ya los ejércitos me cercan, las hordas. (Esta habitación es irreal; ella no la ha visto). El nombre de una mujer me delata. Me duele una mujer en todo el cuerpo. |
Todo ser vivo necesita de afecto, dar y recibir CARIÑO nos llena el alma de lindas sensaciones
Con una muestra de afecto ya sea un abrazo un beso o ambas cosas podemos disipar penas tristezas o hasta enojos
Siembro amor para cosechar amor
Gracias mi querida Vicky
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Completamente de acuerdo con tus reflexiones querida Meche,. El amor es nuestra naturaleza y alimento, y poder expresarlo nos hace cada vez más grandes. Gracias por expresar esta verdad y enriquecer este blog con tus comentarios.
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Gran verdad, el ser humano no puede vivir sin amor, así suene trillado esta frase para algunos seres humanos es verdad, la fuerza más potente del mundo es el amor.
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Y es bueno tenerlo presente siempre, Aunque parezca idealismo estoy convencida de que somos muchos los seres humanos que creemos en él y lo practicamos día a día. Gracias por ser parte de esta gran fuerza. Un abrazo.
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