¿SOY CONSCIENTE DE LO QUE SOY?

Empezar cada mañana  las actividades cotidianas programadas por ti mismo, o por otros,  es algo que  se hace  casi automáticamente,   confiando en la memoria,  experiencia y casi sin cuestionar nada: Te despiertas sobresaltado por la alarma digital del teléfono o porque un sueño vívido e inoportuno te sorprendió de madrugada obligándote a abrir los ojos antes de tiempo; entonces, decides empezar el día y no retrasar el orden de las cosas para poder cumplir con lo programado o llegar a tiempo al trabajo o centro de estudios. Todo va ocurriendo casi de manera automática, como dirigido por una central de informaciones que parece estar cómodamente instalada en tu mente y consciencia.

Y aquí  me detengo para deletrear esta última palabrita.

C-o-n-s-c-i-e-n-c-i-a,   que también existe sin la “s”, y que bajo esta forma, “conciencia”, la encuentras definida en diccionarios ,  escritos de  Psicología y ciencias afines, como la facultad de conocer objetos externos o de algo  interno  a uno mismo (¿?). La conciencia está relacionada también con el deber moral y el conocimiento responsable de un deber o situación.

Este concepto no era relevante  para mí hasta que  hace algunos años  empecé a cuestionar el sentido de las cosas  que hacía: mi actividad laboral, estudios, responsabilidades familiares, etc.  y me di cuenta que, desde que podía recordar, había procurado  comportarme  más o menos responsablemente y tratado de hacer las cosas “bien”,  siendo consciente de mis deberes de hija, estudiante, trabajadora, ciudadana, madre, etc. Recuerdo también algunas frases de mi  madre como: “Antes de pedir más, piensa  si los demás tienen lo suficiente. Hay que ser consciente” o  “Piensa en el valor que tienen las cosas y el trabajo que cuesta conseguirlas antes de exigir. No seas inconsciente”.

Esto era lo que hasta cierto momento de mi vida entendía yo por consciencia: consideración a los demás, reflexionar sobre el valor de las cosas, cumplir mis responsabilidades, en fin.

Mujer estudiando

Años después,  y luego de una serie de comportamientos “conscientes” en mi vida, escuché una nueva versión de esta palabrita  y esto  cambio de pronto el significado de esta palabra:

CONSCIENCIA: Capacidad  que el ser humano tiene de  conocer su propia existencia y percibir con sabiduría sus facultades, limitaciones,  dones y talentos  y desarrollarlos para brindarlos a los demás en un intercambio equilibrado, no solo con ellos, sino también con el medio  que lo rodea.

Entonces entendí que tener consciencia tiene que ver, en primer lugar,  con estar conectado contigo mismo, con conocer tus partes vulnerables, con el desarrollo de tus habilidades y  talentos innatos, y no solo de tus capacidades intelectuales o profesionales, que muchas veces has elegido no tan “conscientemente”.  Tiene también que ver con poner  estos dones al servicio de los demás,  en un interactuar armonioso y en equilibrio con el medio en el que te desenvuelves.

Porque ser consciente es  DARTE CUENTA, primero, de quién eres, de tus debilidades y habilidades,  de  lo que disfrutas  y  puedes desarrollar,  para  luego poder  relacionarte auténticamente  con los demás. Es como mirar un iceberg en toda su magnitud y no quedarte solo con la reducida porción visible desde el exterior; es descubrir y descubrirte más allá de los límites que otros, y a veces hasta tú mismo,  decides imponerte.

Existen muchas personas, y  en algún momento de  mi vida yo no fui la excepción, que centran todos sus esfuerzos en ofrecer su tiempo y recursos a los demás sin haber dedicado antes el  tiempo   necesario para conocerse a sí mismos,  descubrir quiénes son y qué los hace felices.   Se lanzan a trabajar con dedicación casi adictiva o a realizar actividades con la consigna de “estar haciendo el bien” o “apoyando una causa noble”, pero todo esto se parece más a la  enorme espuma de un merengue que no cubrirá ningún pastel,   o al analgésico que solo aliviará , por poco tiempo, una molestia crónica.

Porque en esto,  el orden de los factores SI altera el producto: No puedo ser auténticamente útil a los demás si antes no he atendido responsablemente mis necesidades primarias, si no soy consciente de mí mismo, si no existo en libertad y desarrollo mi propia naturaleza.

mujer tomando pildora

Y es que el sistema de creencias imperante y los medios masivos de comunicación  están permanentemente emitiendo mensajes al estilo de: “Todo está mal. Cada vez hay más violencia y dolor en el mundo. Tenemos  que hacer algo, esto es…el FIN”. En realidad, no es tanto así.  Facundo Cabral lo expresa mejor cuando dice: “El bien es mayoría pero es silencioso. El mal es minoría pero hace más ruido. Por cada bomba que destruye hay mil caricias que construyen, pero de eso, no se habla”.

Si dedicas un tiempo de tu vida a conocer tu verdadera  esencia y desarrollarla, lo demás caerá siempre por su propio peso. No hay nada más contagioso y sanador que ver a alguien  sentirse feliz con lo que es, hace o emprende. Es  como sombra fresca en una tarde de verano, como brisa cristalina en el rostro,  luego de haber recorrido un largo camino.

Entonces, me atrevo a sugerirte que cada día  incorpores en tu consciencia la S de tu Ser, para que el que sale a la calle no sea el autómata programado y condicionado por normas sociales y laborales establecidas,  o condicionado por la culpa  que te inoculan  y activan los medios de comunicación, sino el hombre o mujer  gestor de su propia  vida, irrepetible y única, en plena consciencia de sus capacidades innatas,  dispuesto a descubrirlas, rescatarlas y hacerlas visibles.

Impregna cada acto tuyo de tu propio estilo, pinta con tus propios pinceles y colores, crea tus propios  matices, comparte lienzos ¿por qué no? , recibe influencias, si quieres;   pero no olvides que el diseño es tuyo y la firma es  tu consciencia.

solidaridad

Y así,  no vagarás como “consciencia en pena”,  sino que andarás con paso firme los senderos conscientes de Tu Ser. Y aunque tarden un poco, “los otros” llegarán, y así podrás por fin  poner en práctica el amor, la comunicación y sobre todo… la auténtica solidaridad.

TESTIMONIO NATALY_Mesa de trabajo 1

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s