CUÉNTAME TU VIDA

Vivir poco, vivir mucho, vivir en riesgo, vivir intensamente, vivir un infierno, vivir lleno de deudas, vivir en paz, vivir sin sentido, vivir la vida, vivir solo, vivir en comunidad, vivir en discordia, vivir para trabajar, vivir la muerte… (¿!)

No, no quieres vivir la muerte, quieres vivir la vida; no importa si esta es un poco complicada, pero tú lo que quieres, probablemente, es vivir…

Y también quieres que vivan los tuyos, que vivan bien, que vivan mucho, por lo menos hasta después que tú te marches de este plano.  Y si ya te fuiste ¿crees que seguirás deseando tanto que tus seres queridos vivan y vivan? O crees que tal vez, ya habiendo dejado tu cuerpo, no te preocupará si ellos siguen o no vivos ¿Será, tal vez, que allá lejos tendrás más influencias y podrás ayudarlos a prolongar sus vidas físicas con la misma intensidad que cuando estabas aquí?

¿No será que lo que querías no era que ellos vivan tanto si no que tú no sufrieras tanto al tener que presenciar su partida?

En eso estuve pensando últimamente. En por qué nadie quiere que sus seres queridos mueran ni tampoco morirse, o tal vez, podrían aceptar partir primero, pero ver partir a algún ser querido, eso, mejor no.

¿Cuál es el tiempo justo para vivir? ¿70 años? 50? 90? 100? 120?  Muchos jóvenes dirán “Yo quiero vivir hasta los 50”   Y alguien de 50 dirá “Yo, hasta los 80 o 90 ¡Ah! , pero eso sí, con salud”  ¡Claro!  Quieres que tu vida y tu muerte se adapten a las imágenes mentales que tienes de lo que debe ser, de lo justo, de   “lo normal”, olvidando que “lo normal” es también otra imagen mental que tan solo está proyectando un deseo personal o colectivo en un momento determinado de tu existencia.

En estos días, la muerte física está de paseo y con ganas de socializar más que en otros tiempos, y su presencia y cercanía solo está generando rechazo, miedo y hasta pánico. Tu vida y la de los que aprecias y amas está en riesgo, y tal vez hasta ahora solo te proteges, te cuidas y pides con toda tu alma que no te mueras, que no se mueran ellos.

¿Y si en lugar de poner tanto empeño en hacer esto,   te das un tiempito y espacio para recordar (o escribir) todo lo que hasta hoy has vivido?  ¿Cuánto tiempo crees que te llevaría completar el libro de tu vida hasta hoy?

mi historia

¿Y si se publicaran tus memorias, cuántas páginas tendría ese libro?

¿No te has puesto a pensar en que no tendría sentido escribir tantos volúmenes de ese libro de tu vida?  Hay novelas breves que son verdaderamente magistrales y contienen gran sabiduría. Los relatos largos no siempre logran que el lector aprenda de manera amena y precisa, y más bien, podrían torturarlo al obligarlo a leer tantas páginas.

¿Y si estuviéramos escribiendo con nuestras vidas los ejemplares de una Gran Biblioteca Cósmica, de la que han de beber nuestros descendientes?

 De lo bueno, poco ¿no crees?

 

El tiempo (vivido), el tuyo, definitivamente no es el tiempo (vivido) de él, de ella, de ellos, de ellas. Las experiencias que te tocó vivir fueron asimiladas y procesadas por ti, te dejaron el aprendizaje o la información necesaria y ampliaron, en mayor o menor medida, tu consciencia.

 Tu vida no son los años cronológicos, ni tampoco, tus logros económicos, sociales o intelectuales. Tu vida es información que recibiste, lo que descubriste, lo que incorporaste y lo que rechazaste. Y no hay un período de tiempo cronológico promedio para eso. Tus cuerpos físico, mental y emocional tienen una duración determinada, ya sea si crees solo en la genética o en un Diseño Superior. Tu cuerpo físico va a durar lo necesario para aprender lo que viniste a aprender, ni un día más ni un día menos.

tren

¿Por qué es así?  Porque sencillamente toda vida que comienza no termina, sino que evoluciona. Y evolucionar no solo es crecer y desarrollarse, sino también transformarse. Y para transformarse hay que aceptar lo nuevo, lo diferente…

Te digo todo esto porque en estos tiempos tanto tú, como yo, como muchos,   hemos recibido noticias de la partida de seres que conocíamos de cerca, de no tan cerca y de lejos, y los datos como condición de salud, edad, factores de riesgo, etc., son tan variados y sorprendentes que pareciera ser que lo que está ocurriendo no es tan exacto como dice la ciencia y los medios. He sabido de gente relativamente joven, de 30 o 40, con buena salud, que ya no está. De ancianos de riesgo que han superado la enfermedad que nos acecha sin sufrir mayores complicaciones; de gente que cuidándose mucho y siendo fuerte y sana, se complicó de tal manera que estuvo al borde de la muerte y ahora se recupera lenta, muy lentamente.

 En todos o casi todos los casos, simultáneamente al proceso de la enfermedad, se movieron vínculos y nudos complicados en las relaciones familiares; muchos se desataron, otros no tanto, pero en medio de tanta emergencia médica, creo que también se atendieron emergencias espirituales…

 

Esto es muy extraño. Me parece que no se trata solo de cuidarse para no contagiarse o desear  no morir ni que mueran los que quieres, sino que se trata de valorar tu vida, la que hasta hoy viviste, recordando que tienes un tiempo cronológico bajo esta forma, y  los tuyos, también.  En estos momentos, es mejor ser consciente de todo lo que has recorrido, aprendido y experimentado hasta hoy. De esta forma, evaluarás lo vivido, lo valorarás y estarás preparado para experimentar el viaje a una nueva forma de vida, en completa paz.   El resto, es solo vivir y compartir lo que eres y lo que vas logrando conquistar dentro de ti cada día. Así, podrás ofrecer a los que quieres lo mejor de tu relación con ellos.

Hoy, más que nunca, celebra la vida, pero siendo consciente de que su periodo cronológico termina más no su evolución. No vives para permanecer mucho tiempo bajo una forma determinada, vives para evolucionar en consciencia.

Vivirás lo que corresponda y los tuyos también. Diosito no te va a salvar de morir bajo la forma actual porque pides o rezas mucho. Dios (como lo concibas) y Tu Ser tienen los hitos marcados de cada período de aprendizaje, solo tienes que abrir la mente al misterio de la Vida del Amor, de tu esencia divina y eterna.

Te dejo este link de una buena película sobre la vida y la muerte. Las primeras escenas son un poco escalofriantes, pero vale la pena verla completa. Puede servirte como elemento de reflexión.

 

 

 

 

 

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