Decidir escribir sobre el amor ¡y en estos días! es casi un atrevimiento mío, pero…aquí vamos…
El tema es amplio y digamos, complejo, por tan solo decirlo en dos términos. Las cuatro letritas dan vueltas juguetonas por la mente, el corazón y las infinitas versiones de mi (tu) alma, en ese largo y sinuoso sendero del descubrimiento del otro y tu propio descubrimiento.
Varios años (trajinados) tengo ya, de escuchar y tratar de poner en práctica el “Ámate a ti mismo para poder encontrar el amor de otro (Ser)” ¿Y qué pasa si no sabes cómo o cuándo amarte a ti mismo y se te pasa la vida (o la mano) intentándolo sin mayores resultados?
¿Será que hay un límite de tiempo para rendir el “examen de capacidad de amarte a ti mismo” que nadie te advierte? Por favor… ¡¡Compasión al inexperto!!

¿Qué ocurre cuando crees tener la capacidad de amar a otro (Ser), porque has intentado amarte mucho y bien, pero el otro no llegó igualmente entrenado a tu encuentro, o no está disponible? ¿Te tocará entonces practicar el amor incondicional? Mis dudas tengo, porque aquí como que no se vale ¿no?. Tanto tiempo (o vidas) queriendo lograrlo y cuando por fin crees que te gradúas… ¡Zas! Aparece ante ti otro (Ser) con el que no logras concretar una relación … ¡¡Gran frustración!!
Y no estamos hablando de que él (ella) no te convenga, sino que, simplemente, no puede amarte.
También se da el caso al revés, que llegue a tu vida el(la) que podría amarte de verdad, pero tú, ciego, sordo o mudo (no por falla orgánica sino por tus problemas de comunicación o tus desgarros emocionales), no lo ves, escuchas, valoras, etc. Y simplemente ¡Chau! El otro se aleja de ti para no lastimarse… ¡¡Piedad al ciego sordomudo!!
También ocurre que dos (Seres) se encuentran, se reconocen y se aman sin mayores complicaciones, pero la Vida, siempre impredecible con los destinos y finales de historias, aburrida de repetir secuencias, decide cambiar las cartas en el último minuto y ¡Plum! Ocurre la separación física… ¡Shakespearanamente trágico!

Ojo, que no estoy incluyendo en esta lista los “amores” tormentosos, infantiles, obsesivos, dependientes etc., porque creo que estos son solo “borradores” del Amor.
Te digo todo esto porque voy llegando a la conclusión que Amar es de valientes, que el verbo tiene dos naturalezas, la humana y la divina. Esta última es a veces muy escurridiza, y en cuanto al lado humano, el amor está impregnado de una inevitable fragancia ansiosa y sensual, porque mientras tengas un cuerpo, vas a anhelar un apasionado e interminable beso, o al menos, una cálida caricia.
Amar es de intrépidos, de decididos, de los que apuestan por la relación con ese otro (Ser). Aman los que se deciden como Ícaro a volar por primera vez en los cielos, sabiendo que su cercanía al sol podría derretir la cera de sus alas, o que las perdería irremediablemente si las tocaba el agua del mar, pero igual se lanzó. Y es que si encuentras a ese otro (Ser) dispuesto a volar contigo, se produce la alquimia Hombre- Dios y la experiencia es realmente trascendente.

Todo dependerá de cuán firmes son tus alas, cuánto deseas realmente trascender y cuánta confianza tienes en ti. Todo esto sin perder de vista los avatares de la Vida, tan pródiga por naturaleza y tan misteriosa por definición.
Amar es vuelo de dos, comunicación de doble vía, norte conjunto, apoyo mutuo incondicional…Es verdad que duele el alma extender la mano en pleno vuelo y no sentir la del otro; es cierto que retuerce el corazón hablarle al silencio frío de la ausencia, ausencia que decidiste equivocadamente tú o que decidió el otro, pero que tienes que asumir y aceptar. Duele, duele… pero creo que más duele nunca usar tus alas para intentar volar, nunca intentar el vuelo.

Existen muchos cielos, vientos y distancias, muchos Ícaros aprendiendo, entrenando e iniciando vuelo, y otros, ya con varias horas de recorrido registrado…Y no solo existe el reto entre parejas, también ocurre entre padres-hijos, hermanos-hermanas, jefes-subalternos…cada quien con sus alas de distinto plumaje y tamaño.
Creo que vale la pena intentarlo, vale vivir esa sensación de trascender los límites humanos; porque volver a ser reptil para solazarte en las arenas movedizas, o seguir viviendo en galerías subterráneas para refugiarte como los roedores, no develará nunca tu verdadera naturaleza.

Escucho por ahí, y por todos lados, que se acerca la Navidad, la fiesta del Amor. Yo solo puedo desearte que tus alas crezcan, que tu coraje aumente, que tu decisión se fortalezca. Recordarte que en la aventura humana de aprender a Amar existen incontables aulas, entrenadores, alumnos y maestros; y si a alguno de ellos hemos de recordar en estos días, que sea a aquel que decidió volar alto, trascender su experiencia de amar humano y lograr, finalmente, la maravillosa alquimia Hombre-Dios.
Sigamos entrenando…
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
El amor llega de una forma mágica e increíblemente impredecible ❤️
Me gustaLe gusta a 1 persona
Tu experiencia reafirma la confianza en que el Amor se llega a manifestar a pesar de los complicados recorridos de tu entendimiento y consciencia . Gracias por decirlo.
Me gustaMe gusta
Es verdad. A veces cuando piensas que ya nada puede sorprenderte, surge ese alguien que te hace recordar que la realidad supera tus mejores y más grandes sueños. Gracias por tu comentario Mary Ann, Un abrazo enorme y a disfrutar el Amor !!
Me gustaMe gusta