
Querer comunicar algo, querer lograr algo, desear con todo el corazón transmitir una idea, un valor, un sentimiento… intentar, usando tus mejores recursos e ingenio, convencer a alguien de algo bueno, nuevo, mejor, interesante, arriesgado pero prometedor… etc. puede ser frustrante o servir, también, para realizar ajustes en algunas de tus tuercas sueltas. En fin, una larga secuencia de intenciones que salen de tu corazón (alma, ser, consciencia) en un esfuerzo sincero por lograr el objetivo de conseguir que otro (s) entiendan, acepten, compartan, apoyen, defiendan o crean tu propuesta. Intentos que no siempre darán los resultados que tú esperas porque, generalmente, tendrán que atravesar tantos filtros como sistemas de pensamiento, intereses, miedos y sistemas de protección tenga la persona que esperas convencer.
Intentar conseguir algo de alguien, puede resultar un suplicio o una aventura que te permita esclarecer, reforzar o pulverizar tu propia y bella intención; todo dependerá de algunos factores que, si me lo permites, pasaré a explicar:
1º El nivel de expectativas que pones en lo que intentas conseguir. Es decir ¿Eres una de esas personas que siempre espera resultados positivos o afirmativos y evita pensar en la posibilidad, siempre presente, de que no se de lo que esperas? Si tu respuesta es sí, entonces te aseguro que estás flotando unos centímetros por encima de la realidad, y la posibilidad de que te desestabilices y caigas es bastante alta. Eso, sin contar el shock emocional que sufrirás al bajar de tu nube.

Si, en cambio, eres de aquellos que lo ven todo con desánimo y no confían en nada ni nadie, créeme que no disfrutarás la aventura del intento y lo más probable es que atraigas lo que esperas: resultados negativos, los que solo reforzarán tu pesimismo y desconfianza.
2º Desde dónde intentas hacer las cosas: ¿Te mueve un interés honesto, digamos limpio, al intentar conseguir algo de otro(s)? ¿o lo haces desde el temor a perder, a no tener o para asegurarte o pertenecer a algo? ¿Eres de los que cargan una culpa que podría hundir al Titanic y todo lo que haces o intentas lleva ese sello? Si has respondido SÍ a las dos últimas preguntas, puedo apostar mi cabeza desde el cuello que tarde o temprano (y en estos tiempos, es más temprano que tarde) , te enfrentarás con un desastre emocional, que puede arrastrarte al resentimiento, la frustración o la depresión, aun si consiguieras lo que te has propuesto.

3º Cuánto te conoces: Que quiere decir cuán cerca estás de entender por qué haces las cosas. Es identificar, aunque cueste un tiempo y espacio, la verdadera razón por la que quieres intentar lo que intentas e ir más allá del plano mental, que siempre tiene una justificación y lógica para todo. Es también, trascender tus impulsos más primitivos como la satisfacción de tus sentidos y tus egos. Menuda tarea esa de conocerse a uno mismo, pero no por difícil y antipopular podía dejar de mencionarla.

Creo que con lo dicho basta y sobra, pues no es mi intención pincharte el globo del empeño o el “No hay nada que no pueda lograr si me lo propongo” . No, para nada. Lo que intento es reflexionar contigo el porqué la cosas no siempre salen, aun cuando las hagas con el corazón; o entender por qué fulanito(a), conocido como desconsiderado, ambicioso y sin escrúpulos, logra casi todo lo que se propone. Creo que todo depende de la composición de tres los factores antes mencionados y que en cada uno de nosotros se encuentran desigualmente distribuidos. Y si a esto le sumamos la parafernalia espiritual, couchística, astrológica, y pseudo psicológica que hoy circula por las redes sociales y medios digitales, tendremos cientos de fórmulas para lograr alcanzar tus metas, manifestar lo deseado, programarte para el éxito, etc. , que no hacen más que engrosar las capas del pastel, ocultando más tu verdadera esencia.
La experiencia y las “caricias” de la vida me han dejado como verdades el sentir que puedo (o al menos estoy dispuesta a) enfrentar lo que me toque vivir; pero no puedo lograr todo lo que me proponga o intente hacer; no solo porque mi trabajo de conocerme a mí misma está en proceso, sino porque lo mismo ocurre con aquel o aquellos a quienes intento convencer, proponer, animar, etc. ; ahora sé que me corresponde continuar intentando ,cada día, aquellas cosas que decido hacer o proponer a otros en consciencia y honestidad.
Tiempo al tiempo. Tiempo para mi propia evolución y tiempo para la del otro o los otros con los que he decidido interactuar.
Y aquí dejo este intento por trasmitirte parte de mi experiencia y descubrimientos. Sé que, aunque no te pueda ver, puedo por lo menos asegurarte de que me mueve la intención pura y consciente de compartir lo que en algún momento de mi vida me sirvió para crecer y seguir intentando …
Hasta pronto.