Resulta casi inmediato, yo diría tentador, empezar a escribir sobre el temor, la incertidumbre de lo que vendrá, la necesidad de adaptarse a los cambios,   o sobre la oportunidad que siempre está escondida detrás de situaciones críticas. Temas de vital importancia en este tiempo de cambios abruptos e inesperados. Pero resulta que si miro dentro de mí y trato de actuar en coherencia con lo que pienso y siento, me provoca más bien hablarte de aligeramiento, de simplificación, de sentido práctico, de funcionalidad para continuar con lo que resta de tu vida. Y ese “lo que resta de tu vida ” amerita esta vez ir resaltado, porque al parecer,  es tendencia de los vientos que hoy soplan, sentir o pensar que la temida muerte anda de paseo por las calles, buses y trenes.

Cuando digo aligeramiento, estoy pensando en la posibilidad que te muestres en vivo y en directo, que te quites el familiar y cálido velo de las imágenes, publicaciones sobre tu vida, estados e historias. De descorrer los terroncitos de los “Me gusta», “Me encanta», “Me enoja”… y la montañita de corazones generosamente regalada por tus deditos, esos que ahora tienes que lavar y lavar. Aligerarte para avanzar, no más rápido, no para saltarte el lugar de la cola o romper las reglas, sino para avanzar con sentido, con propósito y en dirección a lo que verdaderamente cuenta en tu vida o en la de los que más te importan. Esas vidas que estás probablemente temiendo perder.

Y es que de pronto te chocaste con un ALTO en el camino. Te pasó no solo a ti sino a millones de seres humanos y casi al mismo tiempo. En esta excursión que es la vida, es común, como  en toda excursión,   hacer un alto para  equiparse mejor; no de lo que supuestamente escaseará, sino de lo que te hará que retomes la marcha con éxito: Una buena visión, extremidades fuertes, decisión en cada paso y la energía necesaria para lograr el avance. Los alimentos y provisiones también servirán, por supuesto, pero su aporte será desperdiciado si no tienes la visión clara y la fuerza necesaria para movilizarte.

Aligerarte de pensamientos, de recuerdos, de nostalgias paralizantes, parásitas, paranoicas; de aquello que te reprochas no haber hecho o decidido “antes”. Liberarte de esa brumosa sensación de que necesitas a alguien a tu lado para continuar. No. Estás donde estás, con o sin ese alguien que supones importante, porque la frenética ruleta de la vida frenó de pronto y  la aguja se detuvo donde tuvo que hacerlo. Entonces eres TÚ y solo TÚ   la /el único responsable de    decidir tus acciones en lo que resta de esta historia.

Aligerarte de ataduras emocionales, culpas, dependencias, grupos, redes, coaches y gurús.

¿Qué necesitas para seguir?

Seleccionar minuciosamente qué llevarás contigo y qué dejarás atrás cuando retomes la marcha. No es igual alistarse para un paseo corto por el barrio que para un viaje a una ciudad desconocida. Llevar solo lo necesario, lo que te ayudará a visualizar el camino, a darte fuerzas, a recargar tus baterías.  Lee más en ¡BON VOYAGE! ¡BUEN VIAJE!

Entonces, de lo que se trata es de revisar relaciones, acciones, compromisos y responsabilidades, diferenciar las verdaderas de las impuestas o autoimpuestas.

¿Con quién /quiénes verdaderamente deseas seguir relacionándote? ¿Qué, quién o quiénes ya no nutren tu alma, sino más bien hacen que desperdicies energía que ya no recuperarás?

La primera relación a revisar es la que tienes contigo mismo(a)   ¿Le estás dando suficiente espacio y oxígeno para que crezca sana y fuerte? ¿O la vienes relegando y subestimando hasta el punto de obstruir los canales de comunicación con tu espíritu y atrofiarlos como ocurre con las vías respiratorias atacadas por un bicho malévolo? ¿Cuánto tiempo y espacio dedicas a escuchar la voz de tus demandas internas y los anhelos de Tu Ser?

Y tus relaciones con otros ¿construyen y alimentan tu crecimiento emocional y espiritual? ¿O depredan y carcomen tu paz y armonía interior hasta el punto de impedirte respirar salud emocional y ocasionar fibrosis espiritual?

“Como es adentro, es afuera; Como es arriba, es abajo”   nos recuerda un principio hermético que tiene más de cinco mil años (El Kybalyon ,  Los Tres Iniciados /Hermes Trismegisto) .

Creo que por fin llegó el tiempo de mirar adentro, o de volver a mirar ( “Porque en una Eternidad siempre se puede empezar de nuevo”, decía el Maestro Facundo Cabral). Si no aligeras el equipaje, este terminará aplastándote, asfixiándote y deteniendo tu marcha.

Y no habrá ventilador mecánico que te salve.

El aparente temor por lo que pasará, por quien se contagiará o no del bicho malévolo  o por quien sobrevivirá a este periodo crítico,   es solo una extendida niebla que cubre el temor  a perder lo que construiste afuera. Lo que hasta hoy te sostuvo en este sistema  que, cual cobra seductora,  te hipnotizó  con los más variados y originales espejitos, robándote el alma y el tiempo para lo que realmente importa. Confundiste la actividad  con la Vida y hoy presientes que algo cambió allí  afuera y que un gran signo de interrogación se dibuja en los cielos del planeta.

 Ese temor es solo una bruma que cubre unas cuantas verdades esenciales que hay que recordar; es solo un juego de tu astuta mente para que creas, por un tiempo,  que el problema y la solución están afuera y no dentro de  ti, de mí , de todos los seres humanos.

Mira hacia adentro, selecciona y aligera el equipo que te permitirá retomar la marcha de TU VIDA. Descubrirás muy pronto que los recursos necesarios para continuar están en TI, aguardando tu decisión de priorizarlos,fortalecerlos y cuidarlos. A partir de entonces tu mirada exterior será más  limpia y podrás encontrarte /reencontrarte y relacionarte con los demás seres humanos.

Somos las mismas almas de hace milenios, reviviendo cataclismos y epidemias que no son más que el reflejo de las zonas oscuras de nuestro interior, de aquellas que no nos animamos a rescatar y sanar.

Somos los mismos… pero esta vez, tenemos que hacerlo mejor.

Así sea.